Beber agua nada más despertarse nos ayuda a activar nuestro organismo y además nos rehidratamos pues no olvidemos que durante la noche hemos estado horas sin tomar nada de agua. Existen algunas creencias de que esto nos ayuda a perder peso o a reducir el colesterol, pero de nada sirve si nuestra dieta es desequilibrada o si llevamos una vida sedentaria.
No hace falta beber una gran cantidad de agua, con un vaso en ayunas es suficiente y si es caliente mejor. También podemos disolver una cuchara de miel o mezclar el agua con jugo de limón (en este caso fría).
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